Es común escuchar a los colaboradores en las empresas decir: “ojalá en la escuela me hubieran enseñado educación financiera”. No se trata de un reclamo al aire, sino de un dolor real de personas que reciben un sueldo mes a mes, mientras están sobreendeudadas tapando el hueco financiero de una tarjeta de crédito con un avance de efectivo de otra. Este no es un dolor aislado, de hecho un estudio de PwC reveló que el 59% de los trabajadores se siente estresado por su situación financiera y esto afecta su capacidad de concentrarse en las actividades diarias del trabajo.
Cuando se ven estos temas es inevitable preguntarse, ¿por qué en las empresas no existen programas de educación financiera?
La verdad es que sí existen. Hay compañías que están apostando por este tema educativo. De hecho, en EEUU han descubierto dos motivadores hacia la productividad: la salud física, por lo que impulsan el ejercicio físico, participación en carreras deportivas como maratones, y otros esfuerzos que llevan a los colaboradores a crear el hábito del ejercicio. El resultado no solo es una fuerza laboral más comprometida, sino más saludable que tendrá una mejor calidad de vida. Por otro lado, y con la misma importancia, están los programas de educación financiera en las organizaciones que buscan que el cliente interno comience desde los cimientos: que entienda la diferencia entre ahorro e inversión, el hacer una hoja de cálculo con ingresos y egresos para ordenar sus finanzas, cómo funciona interés compuesto, entre otro tipos de enseñanzas para llevar a los clientes del ahorro a diversificar su portafolio y mejorar en la construcción de su patrimonio.
Parece algo desconectado de las tareas del equipo de Talento Humano, pero al tratarse de bienestar es clave entender el impacto de las finanzas en la vida del colaborador. Podemos imaginar a María, una colaboradora de una empresa en el sector retail que gracias a una capacitación aprendió a gestionar mejor sus deudas y tiene un fondo de emergencia, además de inversiones en fondos que aprovechan las ventajas del interés compuesto. Seguramente María está más concentrada en las actividades del día a día y eso la visibiliza para crecer en la empresa, y aceptar nuevos retos que la lleven a generar más ingresos.
Las organizaciones que apuestan por la educación financiera de los colaboradores tienen beneficios tangibles, como un 30% de mayor retención de empleados, como explica Employee Benefit Research Institute. Como sabemos la deserción de empleados es un costo para la operación, y acompañarlos en este proceso, construye una cultura de empoderamiento que impulsa directamente la productividad.
Es tan importante el tema de educación financiera en las compañías que incluso la consultora global McKinsey explica en este artículo las ventajas de construir una cultura financiera sólida en la organización. De hecho, McKinsey Health Institute (MHI) identificó previamente 23 factores de salud, en el que el empleo y un buen manejo de las finanzas, junto a otros factores,como ejercicio físico y sueño, podrían agregar billones de dólares a la economía global y tener un impacto positivo en la sociedad.
De hecho, McKinsey explica que la seguridad económica pueden influir en la salud y productividad de colaboradores, y lo explica con estos puntos:
- Las personas con ingresos altos tienen cinco veces más posibilidades que las personas de ingresos bajos de reportar buena salud.
- Los empleados que tienen dificultades financieras tienen más probabilidades que otros de experimentar un deterioro en la salud mental, lo que podría afectar su productividad.
- La falta de estabilidad laboral se vincula directamente con una salud mental deficiente, y se relaciona con mala salud física también, como enfermedades cardiovasculares.
La investigación de MHI refleja que lo más contribuye a la sensación de inseguridad financiera de los colaboradores es sentir que su sueldo no alcanza para todo el mes y deben cubrir deudas con préstamos e ir arreglándose hasta que llegue el momento de décimos, bonos o utilidades, si es que las tuviesen.
En Ecuador no existe una visión estandarizada sobre la importancia de la educación financiera en el lugar de trabajo. Seguro hay empresas que lo practican, pero no es la regla, sino la excepción. Lo importante es entender cómo empezar un programa que ayude a los colaboradores a mejorar su comportamiento financiero. Estos son los primeros pasos:
¿Tu empresa ofrece facilidades financieras como adelantos de salario? Si es así, después del diagnóstico hay que cruzar los datos para ver qué empleados solicitan este adelanto con mayor frecuencia. Según esa frecuencia -lo que solicitan un adelanto de salario al mes, o los que solicitan cada tres meses, o dos veces al año-, esto debería arrojar los hábitos de los empleados y la solicitud de créditos, según la estacionalidad, para entender qué meses son los más complicados para ellos.
¿Qué te dicen los datos del comportamiento financiero de los colaboradores? Quizá los resultados es que tu fuerza laboral está educada en finanzas y ninguno, o muy pocos, tienen problemas con sus finanzas. O, por el contrario, puede que encuentres un porcentaje endeudado, que si supera el 5% de tu plantilla ya debería generar una alerta.
Según las encuestas podrás entender si los colaboradores necesitan más ayuda en tener un adelanto de salario, o si tienen muchas deudas con sus tarjetas de crédito o créditos de consumo o si su préstamo hipotecario les consume más del 40% de sus ingresos. Con esa información puedes armar un programa de educación financiera para apoyar a los talentos de tu empresa.
En Ecuador no existe una visión estandarizada sobre la importancia de la educación financiera en el lugar de trabajo. Seguro hay empresas que lo practican, pero no es la regla, sino la excepción. Lo importante es entender cómo empezar un programa que ayude a los colaboradores a mejorar su comportamiento financiero. Estos son los primeros pasos:
Sabemos que el área de Talento Humano tiene muchas responsabilidades que van desde contrataciones, medición de clima laboral y encuestas de satisfacción, por lo que comenzar un proyecto de educación financiera suena a algo improbable de desarrollar. Sin embargo, la empresa siempre puede tener alianzas con otras organizaciones. Por ejemplo, Fideval es una firma Regulada y controlada por la Superintendencia de Compañías, con calificación AAA en todos sus Fondos de Inversión para apoyar a tus colaboradores en este paso para mejorar la construcción de su patrimonio.